Para garantizar que el producto se conserve en condiciones óptimas y no pierda calidad, las vitrinas deben mantener una temperatura media constante, que debe estar entre -22°C y -18°C. Es crucial monitorear continuamente la temperatura, ya que cualquier variación podría hacer que ésta suba, comprometiendo la calidad de los productos sin que nos demos cuenta hasta que ya no puedan ser recuperados.

Debemos tener en cuenta que estamos trabajando con un producto congelado y delicado, que no es simplemente hielo y no tolera bien cambios bruscos de temperatura. Ante cualquier duda, siempre debemos utilizar el termómetro de sensor.

Al abrir la tienda, antes de colocar las bandejas en las vitrinas, debemos asegurarnos de que ambas estén a una temperatura adecuada, que debe ser como mínimo -15°C. Una vez las vitrinas estén llenas, debemos mantener las puertas cerradas tanto como sea posible para conservar la temperatura y evitar cambios bruscos.



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